
DIA: 04-08-94.-
M. ¿Por qué temes venir a Mí, hijita? Tú y Yo tenemos un secreto...
F. Ayer alguien me invitó a salir y diplomáticamente le rechacé. ¿Hice bien o mal?
M. ¿Bien o mal? Si soy Yo la que vivo en tí. Algunas cosas no entiendes, porque eres una niña.
F. También me ofrecí para ayudarle a mi abuela y después no fuí.
M. Hijita, debes depender más de Mí y menos de tí. Soy tu Madre terrenal y celestial. Debes esperar siempre lo que solamente Yo te doy.
Eres tan pequeña... Debes aprender a callar. Escucha Mi voz.
¡Cuánto te amo hija y que amor de predilección tengo hacia tí!
F. Perdóname, pero todavía me cuesta aceptarte como mi verdadera Madre.
M. Por qué tanta prisa. Estás dando los primeros pasitos, de Mi mano. Tenemos toda una eternidad juntas. Estás hecha un torbellino. Tu Madre sabe arreglar muy bien tus cosas. Sin prisa, poco a poco. La meta es grande y tú eres sólo una niña. Si no te tomara de las manitos...
Soy la Reina de los pequeñitos y tú estás entre ellos.
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