lunes, 31 de octubre de 2011

Los cumpleaños de Jesús



















DIA: 14-11-94.-

(Bien temprano)

M. Me preocupa hijita, estás sobresaltada. ¿No está acá tu Mami?

Cada mañana despertaba a Mi niño con un beso. Hoy te acaricio con los rayos del sol. Estoy abrazándote hijita, aunque no te des cuenta.

F. Mami, la casa está vacía sin una mamá-

M. No está tan vacía, sólo te cuesta acostumbrarte a Mi.

¡Qué lindo que no sales corriendo a trabajar! Entonces podemos estar juntas desde tempranito. Es un regalo de Mi Corazón. Es como Yo dispongo las cosas para tu bien.

Confía cada vez más en tu Madre. Si me dejas, hoy podré hacer de tu día un paraíso. Qúedate en Mi corazón, en silencio, para que podamos hablar de corazón a corazón.

F. Mami, háblame del cumpleaños de Jesús. ¿Cómo festejaban, qué hacía Él?

M. Bueno, como todos los niños. Él esperaba que Sus amigos vinieran a compartir Su alegría. Los esperaba ansioso y me pedía que preparara algo rico para convidarles (pan especial, castañas y miel). Sus amigos se acordaban siempre de Su cumpleaños. Lo querían mucho. Él se hacía querer. Era realmente una fiesta. Había tanto amor en aquellas reuniones...

Jesús pensaba cada año que pasaba, en el momento que más esperaba de toda Su vida: "el de dar la vida por Sus amigos". Era felíz esperando ese momento como quien espera llegue el día de bodas. Yo guardaba todas estas cosas en Mi corazón. Algunas veces Mi naturaleza humana impedía que pudiera comprender tanto amor de Mi Hijo hacia los hombres. Fueron treinta felices cumpleaños con Mi Hijo. Luego vino Su partida y con ella la nostalgia. A Él ya no le interesaban Sus fiestas de cumpleaños, sólo cumplir con la Voluntad de Dios. Cuando partió se me desgarró el corazón, pués sabía muy bien el desenlace. Ya no tendría a Mi niño para acunarlo ni para prepararle Su fiesta de cumpleaños. Así sucede con todas las mamás cuando tienen que aceptar la partida de sus hijos. Por eso siempre evocaba aquellos hermosos recuerdos, cuando me invadía la tristeza.

A ti hija te digo: no estés triste. Nuestra gran fiesta la estoy preparando en el cielo, donde nunca se acabará.

F. ¿Por qué aparecés en las imágenes con un manto celeste?

M. El color celeste es el color del cielo. Es Mi manto que cubre la tierra y encierra a todos Mis hijos, a todos sin excepción. Siéntanse entonces protegidos por Mí.


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