DIA: 10-04-95.-
J. No te preocupes hija por los dones que me pides; te los concederé, ya que son necesarios a tu naturaleza humana. Sólo te pido que me dediques estos días de penitencia como signo de reparación a tanto ultraje como recibo y voy a recibir.
No tengas miedo de nada. Es que en estos momentos encuentro almas muy poco generosas, que se olviden de sí mismas para estar Conmigo.
Hijita, no digas nada, sólo acompáñame.
F. Pero, para qué querés que te acompañe, ¿acaso no estás glorioso en el Cielo?
J. Sí, pero derramo sangre a través de muchos hermanos que sufren inocentemente a causa de la injusticia y del pecado en el mundo.
Confía en Mí, no serás defraudada.
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