DIA: 16-09-95.-
F. (Vuelvo de Itatí y me pongo a escribir).
Madre, qué difícil es aceptar Tu Grandeza y nuestra pequeñez.
M. Hijita, tú eres pequeña y así me agradas.
No tengas miedo y sigue adelante, haz una vida normal.
F. ¡Mamá, yo te quiero!
M. Hija de Mi Corazón, también los momentos de desierto y aridez son de provecho espiritual. Si sabes entregarte a Mis brazos, cruzarás por valles oscuros pero ni te chamuscarás.
¿Acaso tu Madre no te lleva, no te carga?
¿Quién es superior, el que sirve o el que se sienta a la mesa?
Ahora tú estás sentada a la mesa y Yo debo atenderte. ¿Comprendes?
F. Algunas cosas no comprendo. Tengo como una nube negra delante de mis ojos.
M. No te preocupes. El sol saldrá y te inundará con su luz.
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