
DIA: 17-06-94.- (De noche)
(Me acuesto. Jesús me pide que le demuestre mi Amor hacia Él escribiendo).
Hay muchas cosas de ti que no me gustan. Pero he venido a borrarlas con Mi Misericordia. No te asustes: he mirado con complacencia tu pequeñez. Allí donde ya no podías alcanzarme, te alcanzó Aquella que te Ama tanto... Es TU MADRE, la que pensé para ti desde siempre. Tú le debes más respeto que el que le das. Así y todo, ¡Ella es tan paciente contigo!
Vamos hija, honra a Mi Madre como se merece. Amala voluntariamente. Ella te ha elegido para la escuela de los pequeños. Así como me ha educado, así quiere educarte. ¿No te alegras de tener TAL MADRE? ¡Oh, Yo la Amo tanto! Ella me dió a la vida en este mundo. Me ha alimentado, cuidado y vestido. Me ha mimado. ¿ No haría eso contigo?
El mundo no puede comprender tanto Amor, tanta ternura. Hablar de Mi Madre es hablar del Cielo mismo. Como Dios he esperado el momento de encarnarme en tal hermosa criatura. La he Amado desde siempre. Como Hombre he recibido todo de Su Amor Maternal.
Confiésame hija, ¿ no la Amas lo suficiente?
F. La verdad es que me cuesta creer que haya alguien que me quiera como Ella.
J. Pues, por causa de esto, Ella te dará aún más Amor. Serás un vivo reflejo de Su Amor. ¡Cuánto la necesitas y cuánto te cuesta reconocerlo hijita!
F. Jesús, ya no puedo alcanzarla.
J. Pues ámala con la voluntad. Sabes bien lo que le gusta. Y no es mucho pedir. Ella te Ama tanto...
F. Pero, ¿por qué?
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