viernes, 13 de mayo de 2011

LA PUERTA DEL CIELO ES BAJA

"La puerta del cielo es baja, y quien quiere entrar debe necesariamente inclinarse. Nos lo enseñó el propio Jesús, quien al morir, inclinó la cabeza" . San Antonio de Padua

J. Hay que cuidar la paz interior cueste lo que cueste.

F. Pero soy tan débil.

J. Yo te haré fuerte.

F. Estoy más gordita y no me gusta porque me ajusta más la ropa.

J. El niño no se mira. El niño espera a que la mamá le dé de comer. ¿No podés hacer lo mismo?

F. Es que algunas veces me supera mi YO y me hace olvidar que ante Vos soy una niñita. Me cuesta aceptar mi pequeñez, quiero gobernarme sola.

J. La Grandeza no existe para lo pequeño. Contrario a lo que el mundo busca.

F. Qué difícil es ser niño pequeño.

J. Justamente porque es difícil, te asigné esta misión. Al cielo se entra por la puerta estrecha.

F. Estoy mal del estómago, me alimento muy mal.

J. Descuida, le encargué tus cuidados a Mi Dulce Madre, y si Yo permito tus malestares es para que sepas que YO transformo a pesar de tus vanos esfuerzos por cambiar. Te repito: "el niño no se mira", espera todo de la mamá.

F. Siento que me tienen un rato con Vos, otro rato con María, desconcertada. ¿Qué es esto? No entiendo nada. Otra vez siento que me estás tomando el pelo.

J. Hay mucha rebeldía en tu corazón.

M. Te tengo ahora en Mis brazos.

F. ¡Mamá! Yo te necesito mucho. Sos la única Madre que tengo. A veces siento que no me querés.

Más tarde:

F. Me siento mal y quiero culpar a Dios.

J. ¿No estás más bien enojada contigo misma? Es tu naturaleza humana la que no soportas. Si la aceptaras, Mi remedio llegaría rápido. Hay que aceptarse.

(Dios nos pone a prueba antes de concedernos una gracia especial.)

Otra vez te repito: ¿Por qué te enojás tanto con vos misma?

F. Ni yo misma me aguanto.

J. Entrégame tu humanidad y déjame actuar.

F. No confío y estoy cansada.

J. Justamente, estás cansada porque no me dejás hacer a Mí. Tengo que golpear bastante tu YO para que muera.

F. A veces pienso que soy indomable.

J. Tanto sufrimiento te ha endurecido y tu corazón no hace más que defenderse para no sufrir ya más. Si la vida te castigó mucho, hijita mía, más derecho tienes a Mi Amor. Es la Justicia Divina que se impone. Tienes todavía tanto miedo... Y Yo te amo tanto...

F. Estoy cansada. ¡Mamita!

M. Hijita, quisiera que me abras más tu corazón. Yo te conozco, pero tenés que aprender a dialogar con la Madre. Todavía dudás de Mí, por eso Mi presencia se hará cada vez más fuerte. Hasta que seamos un solo corazón.

F. Yo necesito una mamá de carne y hueso, no un fantasma.

M. Lo que importa es el Amor que Yo te doy. Este Amor te mantiene viva.

F. ¿Te voy a ver alguna vez?

M. No me ves porque no querés.

(En verdad, pienso que Jesús me está conquistando a fuerza de Amor. A pesar de mi resistencia, nada lo detiene.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario