jueves, 6 de octubre de 2011

"Vida de FE" hasta el final










DIA: 29-10-94.-

M. Mi casita era chiquitita. Tenía una habitación grande y otra pequeña. También tenía muebles, pero pocos, no como las casas de ahora. Teníamos lo necesario para vivir y éramos felices. No teníamos aspiraciones materiales, puesto que la vida de aquel tiempo era sencilla. Alimentábamos y vestíamos nuestro cuerpo y no pensábamos en "modas" o en cambiar de ropa a cada momento. Teníamos puesto el corazón en "otras cosas". Así éramos muy felices.

Entonces lo que el Padre nos daba ya era suficiente, no deseábamos más. Te comprendo hijita cuando te preocupas porque no te alcanza el dinero, las exigencias de ahora son superiores a las de entonces. Pero tu Madre no te fallará jamás. Te comprendo muy bien y aquí estoy en esta casita mía, donde ustedes viven, donde Yo vivo, y aquí me quedaré para ayudarlos a caminar por este mundo.

No estés triste, ya te he sacado del mundo. Comienza el día con una oración de acción de gracias, pues cada segundo de tu vida es un milagro de Amor de Dios.

Más tarde:

M. Hijita, deseo que tu vida sea "vida de FE" hasta el final, como la mía. Con muchos sufrimientos también, pues implica el desapego de todas las cosas de este mundo.

Debía mantener muy alta Mi FE para ser después Nuestra Señora de la Santa Fe. He vivido de la "esperanza del corazón" pues bien sabía que Mi Hijo había resucitado. Así también me llaman "Madre de la Esperanza". La vida de FE es la más difícil, pero la más premiada. Sigue Conmigo hijita este camino de Fe y Esperanza como lo hice Yo por voluntad del Padre, así alcanzarás tú la corona de gloria, como tu Mami Celestial.

No temas al mundo porque ya no perteneces a él. Teme más bien desagradar a Dios con la desconfianza. Pídeme siempre ayuda y Yo te regalaré Mis virtudes. Debes ser ejemplo de Fe, Esperanza y Caridad. Si no, ¿dónde estaría tu mérito? Sabes que puedo hacer señales milagrosas. Pero tu camino es el recorrido por Mi, es el de Mi Corazón Inmaculado dolorido y aflijido. No temas, te reservo dulces alegrías y si no te comprenden, no tienes por qué compartirlas con aquellos. Resérvate para Mí, y que los demás me vean en tí. Te amo hijita, soy tu Mamá, María de Nazaret. La de ayer y la de siempre.

Si el Padre en Su infinito Amor ha querido regalarme una hijita en este tiempo tan difícil, ¿no me ocuparía Yo de ella con más cuidado? Vamos hijita, sonríe a tu Mami, déjame hacer, y sonríe a la vida que Dios te regaló. Así honrarás a Mi Inmaculado Corazón. Los hechos hablarán por sí solos. Por eso, ningún temor.



No hay comentarios:

Publicar un comentario